Mi padre, José Octávio, tenía 72 años cuando se suicidó el 31 de enero de 2007, en São Paulo. Poco después de recibir la noticia, tomé mi cámara y comencé a fotografiar. Era una forma impulsiva e inmediata de afrontar lo sucedido. Al día siguiente, por la mañana, volé a São Paulo. Al llegar allí, fui directo desde el aeropuerto al velorio, donde continué fotografiando, deteniéndome solo al final del funeral al día siguiente .Me di cuenta que de manera inconsciente estaba expresando mi duelo. Al trabajar en un libro de artista con las fotos del funeral, para una exposición que realizaría en Londres, decidí incluir en él copias de las cuatro cartas que me había dejado mi padre. Como la carta era una de las últimas acciones de su vida y contenía la última vez que había firmado con su nombre, me di cuenta de que esas cartas tenían un significado poderoso: con esta minuciosa formalidad, quería asegurarnos que tenía razón en su decisión. Autor: Penteado, André