



Roberto Huarcaya inaugura una nueva categoría en la producción de la historia de los fotogramas: el fotograma-experiencia. A través de catorce imágenes monumentales que miden entre cinco y treinta metros, Huarcaya se enfrenta directamente con la inmensidad de la amazonía peruana, la fuerza del Pacífico, la precariedad de los restos arqueológicos precolombinos y la vitalidad de las festividades andinas.